Harold Robbins a bordo de su yate, en la Costa Azul.
1916.
Nace en Nueva York y es abandonado en un orfanato católico.
1927. Lo adopta una familia judía.
1931.
Se fuga. Vive en la calle, trabaja como dependiente de droguería, cocinero,
recadero y corredor de apuestas.
1933.-
Se alista en la Armada con nombre falso (era menor de edad).
1934.- Trabaja
de transportista de comestibles con su propio camión.
1935.- Crea
su propia empresa de alimentación.
1936.- Se
hace multimillonario.
1939.-
Se arruina completamente y empieza a trabajar en los estudios cinematográficos
de la Universal.
1941.- En
la Universal le nombran director ejecutivo de presupuestos y planificación.
1947.-
Por una apuesta de 100 dólares escribe una novela para demostrar que puede
crear historias mejores que las que se escribían en aquel momento.
1948.-
Sale a la venta No amarás a un extraño, que bate todos los
records de ventas del momento y se dedica totalmente a escribir.
1997.-
Muere después de publicar 22 libros, traducidos a treinta y dos idiomas y cuyas
ediciones sumaron 750 millones de ejemplares.
La
gente culta lo considera un autor de
segunda fila.
¿Sabéis
de qué trata su primer libro? De su experiencia en el orfanato.
Todos
sus libros están basados en sus propias vivencias.
Su
mérito no se encuentra en sus obras, sino en su vida.
Su vida
fue una vida que la valió la pena el haber sido vivida.
Su vida
fue una obra de arte.
NOTA
BENE: Yo leía los libros de Robbins y de Leslie Waller a lo largo del
insufrible trayecto en tren entre La Coruña y Barcelona (28 horas; aunque el
primero que hice duró 36). Tal vez hoy no disfrutaría tanto con su lectura
después de tantos años de Shakespeare y Muñoz Seca. Por eso he vuelto a leer El
banquero, de Waller, a fin de asegurarme. En efecto, sigue siendo genial
(Waller es más conocido por ser el autor de Encuentros en la Tercera Fase).
Hoy, un matrimonio de inmigrantes en la indigencia, que sobre unos plásticos
vende libros usados en la calle Alcalá, tenía a la venta un ejemplar de Robbins,
precisamente, El narrador de historias. (dos euros). El libro venía con moho. La cubierta
ofrece un diseño horrible, tirando al mal gusto. Empezaré a disfrutarlo esta
misma noche.
Porque
sé que no estaré leyendo un libro, sino una vida.
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